Mi abuelo materno era un contador de historias fabuloso. Apenas sabía leer, apenas sabía escribir, pero empezaba a narrar y todos nos deteníamos a escuchar sus relatos. Nos deleitaba, sí, con las palabras que extraía de la vida y que luego alimentaban su imaginación desbordante. Aseguraba que nada inventaba, que todo había sucedido de verdad. Recuerdo, especialmente, una de sus historias. La del ovni que vio en un valle donde abundan las fuentes y las hayas; una rueda de fuego, más roja que la sangre, de la que él huyó presto. Eran tiempos de posguerra (siempre son tiempos de preguerras o posguerras; cómo somos los únicos homínidos supervivientes, aún en este planeta por algún capricho cósmico), tiempos en los que en las aldeas asturianas solo se veían sombras. Mi abuelo, sin embargo, vio algo más que sombras, al parecer, pues por entonces nada se sabía en mi aldea natal, ni en ninguna otra aldea asturiana, del posterior fenómeno de los platillos volantes.
Así que tengo muy claro de dónde me viene esta querencia por los relatos escritos, por las ficciones que, también a mí, me va narrando la vida; tengo muy claro, sí, de quién heredé la tendencia entera y el talento únicamente en parte (me temo). No obstante, con los años, hay personas que me escuchan, que me leen. Así conocí, mediante una novela que le mandé, a Víctor Pozanco (tan erudito él, poeta, editor, traductor de grandes escritores en lengua inglesa), quien hoy me honra con su amistad. No tan inútil, pues, el arte (como algunos materialistas pregonan) si gracias a él (al arte pretendido o real) puede uno conocer a personas que no deberían morir nunca. Porque Víctor Pozanco transmite, comparte desde su experiencia, desde el trato íntimo que ha mantenido incluso con premios Nobel, y gracias a él he sabido de la existencia de Ángel Orensanz, del escultor aragonés que, como yo, nació en una aldea, oscense la suya, asturiana la mía. Yo vivo en Oviedo (no está mal), Ángel en el mundo, en el lugar que le corresponde.
En la actualidad, y gracias al progreso (del progreso que permiten los tiempos entre guerras), recibo información periódica (vía Internet) de las exposiciones continuas de Ángel Orensanz, ya sean en Nueva York, en Tokio, en Moscú o en Huesca. Arte y denuncia a la vez en muchas de sus esculturas, en muchos de sus dibujos, en muchos de sus murales, en muchas de sus nieves y aguas disfrazadas. Y un ingenio que le capacita para volar en ocasiones su propia creación con dinamita y grabar el acontecimiento para proporcionar más vigor a esas creaciones que para brillar mucho deben durar poco.
Hay artistas, excelentes artistas, que callan. Y hay artistas (como Ángel Orensanz) que no guardan silencio, que hablan a través de su obra y no solo a través de su obra. Ahí la obra, sí, pero también la denuncia de los desmanes de turno, de la idiocia divina y humana, también de manifiesto en las etapas prebélicas o posbélicas.
Desde mi condición de deísta (suelen preguntarme qué es ser eso, deísta; yo respondo que es la pobre creencia de un hombre que ha ido de estrella en estrella buscando al Dios de los católicos, de los musulmanes, de los budistas, sin encontrar a ninguno, que es tener por Dios al Dios de las hormigas), muy a menudo critico a Dios en mayor medida que a los humanos. Sí, tiendo a condenar a ese Dios chapucero e indiferente y a absolver al hombre y a la mujer. Porque nada bueno sé de Dios y porque gracias a uno de los inventos masculinos y femeninos (los antiinflamatorios) puedo escribir aún y porque gracias a otro (la informática) tengo acceso a la obra, ya en la historia, de Ángel Orensanz, quien, a mediados de los ochenta, se estableció en Nueva York y creó la fundación que lleva su nombre en una antigua sinagoga del Lower East Side.
Leer más: La sinagoga de Ángel Orensanz en Nueva York, el refugio de las celebrities. Noticias de Noticias http://goo.gl/zBvKgN
Hay personas tocadas por la mano de ese dios que aún andas buscando (o vaya usted a saber tocadas por qué o por quién), cuyo arte trasciende espacio y tiempo. ¡Qué maravilla debe ser tener ese don genial! 🙂
Si no tenemos ocasión de leernos de nuevo… ¡¡Feliz entrada de año, José Ángel!! 😉
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Imagino que te refieres a este año, porque seguiremos el año que viene, ¿no? No podéis dejar a mi sobrino sin cuentos, le he regalado vuestro blog, que a primeros de enero recibirá un reconocimiento en este sitio mío.
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¡¡Claro!! Seguiremos con más cuentos y más imaginación. ¡Sería imperdonable dejar a grandes lectores como tu sobrino sin cuentos!
Además esperamos que el libro de cuentos que estamos preparando pueda ver por fin la luz durante 2016 🙂
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Ah, bueno, qué susto, para algo bueno que le regalo a mi sobrino el lector, y con los pocos buenos lectores que hay…
Pues suerte, y me avisáis si la hay para hacer otro regalo a quien ya sabéis.
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Tu sobrino es un privilegiado, porque ser amante de las letras te otorga momentos especiales a lo largo de la vida.
En cuanto al linbro, te enterarás seguro, porque con lo que nos está costando, cuando lo consigamos haremos fiesta. De todas formas es un recopilatorio de 10 cuentos, 9 de los que están en el blog con algunas correcciones y uno de inédito 😉
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Incluso lee algo mío (no entiende nada, claro, pero se dedica a buscar «tacos» en mis novelas para adultos; mi hermana me pone a parir y yo le digo que de todo se aprende, qué coño, que nos deje en paz al chavalín y a mí).
En cuanto al mundo editorial, qué os voy a contar.
A confiar en la fiesta.
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😀 😀 😀 ¡Creo que este chico me encanta! Ya os imagino a los dos buscando en los libros 😉
El mundo editorial… ¡ojalá fuera eso! El libro es una autoedición, lo que aún es peor 😀 😀 😀
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Ni que fuera hijo mío el chavalín, es cierto, yo soy un niño viejo y él un adulto joven.
En cuanto a la autoedición, no creo yo que sea aún peor (pelear con editores es muy duro, más duro y exigente, para mí, que escribir con mejor o peor fortuna).
¡Suerte!
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😀 😀 Sois una combinación perfecta 😉
¡Feliz entrada a 2016!
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Magnífico, como siempre.
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Gracias, Maruja. Salud y suerte.
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Artistas geniales que se cruzan en nuestro camino, que sin tener tantas carreras, tantos estudios y múltiples «Masters» dejan en nosotros esa huella que no se olvida nunca. Feliz entrada del 2016 si no volvemos a «coincidir».
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Apenas sabía leer, apenas sabía escribir mi abuelo materno, y ya ves. Feliz entrada te deseo también.
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Genial con tu entrada, además me ha recordado que yo conocí a Angel Orensanz por sus esculturas en pequeños pueblos del Valle de Tena (Huesca). De eso hace… Lo había perdido de vista y me lo has acercado a la memoria. Gracias por actualizarme con tus textos. Un abrazo.
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Las gracias las merece otro artista genial, Víctor Pozanco, que me habló de Orensanz, todo un descubrimiento para mí su obra y cuanto voy sabiendo de él. Un abrazo, claro que sí.
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El don d contar historias siempre va envuelto d magia 🙂 .. Feliz comienzo d año, amigo Jose Angel .. Abrazos d luz
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Para los magos y la magia tengo reservada una entrada. De momento, os deseo lo mejor a cuantos enriquecéis mi blog con vuestra atención y vuestros comentarios. Me convierto en espejo bien azogado para que hasta ti llegue el mismo abrazo luminoso que me envías.
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¡Que historia tan encantadora! … Claro, con su parte dura, me refiero a esa mala costumbre de andar en pre-guerras, guerras y posguerras y luego, lo mismo. Creo que ninguna fuente inteligente de alcanzar la tierra nos contactaría ¡Seguro conversaría con una ballena azul!… o con una hormiga. Que artista el que has traído ¡Impresionante! En cuanto a Dios ¿Dónde anda que tampoco se acerca a la inteligencia artificial? Saludos, Scarlet
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Muy buen comentario, Scarlet. Nada que añadir por mi parte, lo que pudiera escribir al respecto ya lo has escrito tú.
Mis mejores deseos para ti.
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… igual para ti
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Que placer es leer todo cuanto trasmiten tus letras. José Ángel gracias por permitirme estar aquí.,
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Gracias a ti, Araceli, el placer es mío (la semana que viene premiaré tu blog y a otros 29, ya te lo adelanto ahora aunque a ti y a los demás os avisaré como Dios manda una vez publicada la entrada en cuestión).
Pobre Boabdil, Araceli, pero, claro, Granada también nos gustaba y nos gusta a nosotros. En fin, que se conforme con esa hermosa canción si anda por la Alhambra (creo yo que a él también le gustará y, como yo digo, algo es algo).
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Reblogueó esto en Jardín de los alixaresy comentado:
No sabes cuanto me alegra poder leer tus relatos costumbristas que tanto me gustan. Feliz Año.
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Feliz año, Araceli.
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Igualmente José Ängel. . Buenas noches.
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Siempre es recomendable leerte, JAO.
Un abrazo.
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Gracias, Enrique, e insisto: ¡Viva el vino bueno!
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¡Qué placer es leerte! Ese abuelo te transfirió junto a su bagaje genético todo su talento, José
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Con la mitad me conformo, Verónica, gracias.
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En alguna parte he leído algo así como que el obrero es el que trabaja con las manos, el artesano con las manos y la cabeza y el artista, con las manos, la cabeza y el corazón. Un saludo, artista!!
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Anda, qué bonito, María. Y esta preciosidad en mi blog.
Pues eso, saludos ¡artista!
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