EL VICIO Y LAS MADRES

—Esas marquesinas siempre me hacen pensar en las paradas de los autobuses. Hasta los apestados parecen estar esperando el bus de alguna línea.

—No disminuye el número.

—No. Y, mientras sigan existiendo personas así, gente que antepone el vicio a la salud, continuaremos lastrados por esos hombres y esas mujeres que llaman placer al vicio.

—Ahí, al menos, los tenemos localizados, y, llegado el caso, podemos proceder como anteriormente procedimos.

—Fue todo tan rápido… Me acuerdo de una mujer… Me miró desde la marquesina, me detuve, la acusé. Era muy guapa. Me sonrió y me contestó con el vicio en la mano que también yo tendría su mismo final antes o después, que no me hiciera ilusiones. Ella quizá moriría enferma, y yo sano tal vez, el peor modo de morir. Volvió a sonreír, señaló con el gesto hacia los humos de la industria química, añadió: «Aunque no creo que alguien muera sano mientras ustedes se ocupen de las crías y cierren los ojos ante las madres».

petroquímica

—Las madres, las madres… Las madres son necesarias.

—A esa mujer inconsciente sí la hubiera salvado yo, más o menos viciosa. Pero fue todo tan rápido…

—Para evitar tentaciones similares a la tuya. Los razonamientos y las prohibiciones desanimaron y animaron por igual, acuérdate.

—Como sucede ahora con estos nuevos viciosos que no fuman ni beben pero sí consumen energía sin parar.

—Y el bienestar de la mayoría es sagrado.

—Sí, habrá que proceder cuanto antes.

—Exacto: cuanto antes.

—Pero hay una mujer en aquella marquesina…

 (Ni la nueva viciosa ni los dos eliminadores protagonistas están ya, a día de hoy, 1 de enero de 2050, entre los vivos. Tampoco yo. ¿Hay alguien ahí?)

 

PARA UN GUERRERO, EL FOTONAUTA (TOMA, MUERTE, LO QUE ES TUYO, PERO NO ESPERES MÁS DE PERSONAS COMO ÉL: NUNCA TE BESARÁN)

Qué bonitos los molinos que veía don Quijote y confundía con gigantes, aunque muy equivocado no estaba, porque son verdaderamente enormes. (Fragmento de su última entrada, encabezada por la fotografía que tomó de las aspas de un molino viejo)

Hasta siempre, ACEITUNO, DANIEL RAMOS.

24 comentarios sobre “EL VICIO Y LAS MADRES

    1. Espero tener su valor (lo dudo) y no besarla tampoco yo.
      (Lo que no entiendo es por qué tengo que aprobar tus hermosos comentarios si a este sistema, o lo que sea, le he indicado que todos los comentarios, aprobado el primero, deben ser aprobados, me gusten o no; pero bueno, hay tantas cosas que no entiendo… Conste a modo de disculpa, con los comentarios de otros y otras sí funciona, poco me cuesta aprobarlos por mi cuenta)

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    1. Y yo encantado de que publiques en mi blog. Pero no me gusta el usted (nunca me gustó, a mí me suena a distanciamiento), y mucho menos entre colegas (el usted para otros, para los políticos, por ejemplo). Creo que no tengo tu email, te dejo el mío, pones en él algo, soy yo, o así, y te informo con más detalle (te adelanto que ya tienes tres compañeros de viaje inmejorables, Víctor Pozanco entre ellos). Insisto: un placer. Ah, mi dirección es joseangelordiz@yahoo.com

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  1. Es cierto amigo JAO, me fu a ese uno del uno del dos mil cincuenta y no había nadie, ni siquiera estaba yo … por cierto, tampoco te vi a ti.
    Esas madres … un relato para un diez.
    Feliz tarde

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  2. Entrañable entrada, José Ángel.
    Seguro que allá donde esté Aceituno no parará de hacer esas maravillosas fotos a las que nos tenía acostrumbrados, y a esas palabras que las acompañaban arropándolas. Mi homenaje y mis armas para el gran luchador.

    Un abrazo.

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